Qué bien sienta levantarse y
contemplar cómo el impresionante Manaslu te da los buenos días. Inmediatamente
se te coloca una amplia sonrisa en el rostro y te olvidas de ampollas, dolores
de espalda, etc. Después de desayunar, rellenar las botellas de agua en una drinking water station, en esta ocasión
gratis por no haber nadie para cobrar, y conseguir un rollo de papel higiénico
también gratis, ya podíamos proseguirel camino.
Nuestro siguiente objetivo era
Chame, y para llegar existe un camino fácil y uno “difícil”. Durante el
desayuno decidimos seguir el camino menos empinado, pero por equivocación, y
por seguir al rebaño de trekkers,
tomamos el camino “difícil”, ¡y menos mal que nos equivocamos!, porque las
vistas del Manaslu fueron impresionantes, especialmente desde el pueblo de Thanchok (2570 m), y al final no resultó
ser un camino tan duro a pesar de los 400 metros de desnivel que subimos en
poco más de una hora. Después de dejar atrás Thanchok el camino nos depararía
una agradable sorpresa, y es que el Annapurna II (7937 m) hizo acto de
presencia. ¡Qué alegría! ¡Qué sensación! Es realmente increíble que pueda
existir algo tan hermoso. Se nos hacía imposible dejar de mirarlo. Ya no
dejaríamos de verlo el resto del camino.
Al llegar a Koto (2640 m) nos
reencontramos con Fran y Nicola, que habían parado a comer. Paramos un rato
para reponer fuerzas y ya continuamos los cuatro juntos hasta Chame
(2710 m), donde nos esperaba, para nuestra sorpresa, una ducha de
verdadera agua caliente. El resto de la tarde la pasamos jugando a la cartas al
lado de la chimenea, aquí se empezaba a notar el fresquito por la noche.
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