La esencia de Vietnam

En Vietnam todo es susceptible de ser copiado. En cualquier rincón encuentras una imitación, da igual de qué se trate, ellos ya lo habrán copiado...pero en esta ocasión fueron demasiado lejos.

Bahía de Halong

Vendedora ambulante en medio de la Bahía de Halong.

Angkor Wat

Visitando el edificio principal del recinto de Angkor, al que da nombre. Un edificio majestuoso, bello y lleno de historia.

Annapurna Circuit

Caminando por el Himalaya, rodeando el macizo del Annapurna, encontramos recónditos e increibles paisajes como el valle donde se encuentra el colorido pueblo de Tal.

Himalaya indio

Impresionantes vistas aéreas de los picos nevados de la cordillera del Himalaya en su parte más oriental, al norte de la India, en Ladakh.

31 de agosto de 2012

A la conquista del Fansipan

Sapa es una pequeña ciudad de aproximadamente 35000 habitantes, situada en el extremo noroeste del país y a unos 1500 metros de altitud, Sapa es un maravilloso enclave rodeado de imponentes montañas y espléndidos paisajes conformados por bancales de arroz y bosques pseudotropicales que pintan toda la zona de un verde increíble. A pesar de ser una ciudad muy turística, en donde por primera vez desde que empezamos nuestro viaje podemos ver casi el mismo número de extranjeros que de autóctonos, no hay más que caminar unos 10 minutos para poder salir del bullicio de la plaza central y los mercados colindantes para poder disfrutar de los increíbles parajes naturales que la rodean y escabullirse entre el silencio de sus arrozales, y si el tiempo acompaña, disfrutar de una espectacular puesta de sol.

En sus alrededores habitan algunas etnias minoritarias, de entre las que la más numerosa es la etnia Hmong (o también llamada Miao), con más de un millón de personas en todo Vietnam, provenientes del sur de China, y que también podemos encontrar en Laos, Camboya y Tailandia. Se caracterizan por sus vestimentas en color negro y con decoración en las mangas de color verde, rojo y morado, así como por llevar gorros muy coloridos. Existen a su vez otras etnias menos numerosas como la etnia Dao Do (que se caracteriza por sus sombreros de color rojo), la etnia Tay (con un traje tradicional sencillo, generalmente de color índigo o azul oscuro) o la etnia Giai (cuyo traje está decorado en la parte del cuello con colores muy luminosos como el azul celeste o el verde).

Mujeres de la etnia Dao Do vendiendo souvenirs en la plaza de Sapa

Pelea de gallos
Aquí llegamos en una furgoneta, cuyo precio tuvimos que regatear arduamente (en lo que iba a ser práctica habitual e ineludible durante nuestro periplo vietnamita), para después de unos 45 minutos llegar hasta su plaza central bajo un calabobos persistente. Sin haber bajado del transporte, ya nos estaban abordando una decena de mujeres Hmong para intentar vendernos sus baratijas al grito de “you shopping for me?”. Estas mujeres no son fáciles de convencer, pues formaron un séquito tras nosotros digno de cualquier marajá, acompañándonos hostal por hostal y esperando a las puertas de los mismos con la esperanza de que decidiéramos no quedarnos a dormir en ninguno e ir con ellas a pasar la noche en su village por el módico precio de 40$ por persona…¡no saben nada las tías! Finalmente conseguimos habitación en un hotel a buen precio y nos dieron por imposibles. Eso sí, pasamos un rato muy agradable y muy divertido mientras nos perseguían. Una vez instalados, había que averiguar la manera de subir al ansiado Fansipan, la montaña más alta de la zona, de Vietnam y de toda Indochina (es decir, de Myanmar, Laos, Vietnam, Camboya y Tailandia), que con sus 3143 m domina el valle de Sapa. Todo un reto y el primer 3000 de Diana.
Después de mucho preguntar llegamos a la conclusión de que no podríamos realizar la ascensión por cuenta propia, así que tras consultar con todas las agencias y muchos hoteles de la ciudad, decidimos contratar un guía que nos llevara hasta la cima en una excursión de dos días y una noche, pues por delante nos esperaban 1148 metros de desnivel positivo, pero más de 1500 metros de desnivel acumulado. Empezamos a 1995m de altura, en el paso de Tram Ton, pasada la Cascada de Plata. El camino rápidamente se adentra en un espeso bosque tropical, muy húmedo, y más cuando había estado lloviendo los días anteriores, por lo que se hacía difícil andar por el camino embarrado y rocoso que se convertía en una auténtica pista de patinaje. Tras cuatro horas de aproximación en que salvamos solamente 200 metros de desnivel, Cao, nuestro guía, decidió parar para avituallarnos, para posteriormente proseguir el camino que nos llevaría hasta el segundo campo base, donde pasaríamos la noche. Después de una copiosa comida y unos intercambios de fotos, empezamos la que sería la parte dura del día, pues en apenas 2 horas y media salvamos un desnivel de 600 metros que a través de la arista de la montaña nos llevó hasta el campamento base, compuesto de una choza con forma  de tienda canadiense con 2 tarimas de madera donde debíamos dormir excursionistas, guías, porteadores y algún que otro roedor juguetón. Conocimos a Valentin (un francés muy majete con el que coincidiríamos posteriormente en Cat Ba) y con unas chicas españolas que nos amenizaron la tarde. Después de una temprana cena (¡a las 5 de la tarde!) esperamos a que oscureciera en espera de una de las peores noches que pasaríamos en Vietnam. Imposible dormir. Los guías y porteadores de fiesta, las tablas de madera de las tarimas estaban dispuestas sin orden alguno y buscando huesos para quebrar y espaldas que moldear, un abrir y cerrar incesante de puertas cada vez que entraba y salía alguno de los guías, además de los gritos de alerta de las ratas que buscaban algún resto de comida que poder apañar. En resumen, una noche para olvidar. Pero el Fansipan bien valía el sufrimiento.
Por la mañana, buenas noticias, ¡NO LLOVÍA! Así que tras un buen desayuno, ¡a caminar! Nos quedaban por delante dos duras horas de sube y baja en busca del Fansipan. Y dicho y hecho, tras un par de horitas, por fin llegábamos a la cumbre más alta de Indochina, el Fansipan, con su pirámide conmemorativa marcando el hito, y absolutamente enterita para nosotros solos. Diana se había portado como una auténtica campeona e hizo una subida excepcional. La emoción en la cima era de completa felicidad y las vistas de los valles que la rodeaban era sobrecogedora. Unas fotos de rigor, unos minutos disfrutando de la cima sintiéndonos los amos del mundo, y nuevamente en camino, que aún nos quedaban unas cuanta horas de duro descenso, que se nos hizo bastante cuesta abajo (nunca mejor dicho), muy peligroso por lo resbaladizo del camino, en busca de la recompensa final, unas cervezas bien fresquitas y una espectacular puesta de sol. Nos lo habíamos merecido. Y después, a descansar y hasta otro día.




14 de agosto de 2012

Y por fin...Vietnam

Nuestras últimas horas en China las hemos pasado en Kunming, después de un viaje más en sleeper bus desde Lijiang (ciudad turística donde las haya), encajonados en esas "literas" minúsculas, y una vez más, llegando al destino antes de que la ciudad amaneciera, esta vez a las 5:15 am, por lo que tocó esperar hasta las 6 de la mañana en la parada de autobús, ubicada en una calle muy oscura, mientras nos comíamos unas salchichas insípidas a modo de desayuno improvisado, hasta que apareció el autobús que nos llevaría hasta el hostel. Unas vueltas para encontrar el hostel (puesto que las indicaciones que nos dieron por mail decían que estaban al noroeste de una plaza y en realidad estaban al sureste, los chinos son malos hasta para saber donde viven), una vuelta por los alrededores para hacer tiempo mientras estaba disponible nuestra habitación, y finalmente una merecida ducha y posterior cerveza (por fin fría...¡SIIIII!...otra cosa que también escasea en China) y una buena hamburguesa, todo ello amenizado por Marc, un simpático inglés que llevaba una borrachera tremenda y así siguió todo el día ¡vaya crack!

Y lo más importante, conseguimos los billetes de autobús que suponían nuestra puerta de salida de China para el día siguiente (7 de agosto), ¡un gran día!

A las 9 de la mañana ya estábamos en el autobús, nos esperaban 8 horas (si todo iba bien) de camino hasta Hekou (o eso creíamos), ciudad que hace de paso fronterizo con Vietnam. Como había sido habitual durante nuestra estancia en China, éramos los únicos "guiris" del autobús, lo cual se nota inmediatamente en cuanto la marabunta de chinos baja del autobús en la única parada que éste hizo, pues es poner un pie a tierra y es un no parar de sonidos guturales procedentes de lo más recóndito de sus entrañas hasta culminar en una increible performance de escupitajos que no cesa hasta que vuelven a subir al autobús...perdón, en el autobús continua. ¡Es realmente asqueroso! Los chinos son lo más guarro que nos hemos encontrado nunca...




Unas horas más tarde ya estábamos cerca de la frontera, pasando por unos parajes realmente impresionantes, hasta llegar a un peaje al final de la autopista, en donde el autobús paró para que subiera un "amable" policía que se llevó nuestros pasaportes (en ese momento hizo acto de presencia el verdadero acojone), pero en unos minutos los tuvimos de vuelta y pudimos continuar hasta "cerca" de Hekou. El autobús no paró en el mismo pueblo, sino a unos 5-6 km, cosa de la que no teníamos ni idea, pues hicimos caso (nuevamente equivocadamente) de la Lonely Planet, que decía que la frontera se encontraba a 150 metros de la estación de autobuses. Pues no. Gracias a la ayuda de un amable chino, pudimos coger un microbus que nos llevó hasta el verdadero pueblo de Hekou y nos dejó en el mismo puesto fronterizo. Una vez allí, el trámite nos llevó tan solo unos minutos y pudimos cruzar a pie e ansiado puente sobre el río Rojo que nos llevaría hasta Lao Cai, por fin en Vietnam.







Eran las 5 de la tarde y queríamos ir hacia Sapa, pero por desgracia ya no había microbuses que circularan hasta allí hasta el día siguiente, y aunque por la calle todo el mundo se ofrecía a llevarte bien en mototaxi, en furgoneta o en taxi, los precios que nos pedían eran abusivos y decidimos pasar noche en Lao Cai. Conseguimos una pensión a muy buen precio gracias a la ayuda de unos turistas españoles a los que abordamos en las inmediaciones de la estación de tren, y ya solo faltaba una ducha antes de poder disfrutar de unas cervezas bien fresquitas, que en Vietnam, a diferencia de China, abundan.

Y a la mañana siguiente hacia Sapa, ¡a la conquista del Fansipan!

12 de agosto de 2012

¡Ya tenemos blog!

¡Hola!

Después de varios intentos frustrados, unos por falta de tiempo por los mil preparativos y gestiones que aún teníamos que realizar antes del viaje, y otros por políticas de gobiernos comunistas que nos impedían conectarnos a ciertas (o casi todas) webs, blogs y redes sociales, por fin hemos encontrado un resquicio en Vietnam desde donde poder empezar a escribir nuestras experiencias, aventuras, sensaciones e impresiones a lo largo de este, esperemos, largo viaje por quién sabe qué lugares y con cuantos compañeros de viaje.

No sabemos por dónde empezar e iremos actualizando poco a poco a medida que vayamos teniendo algo de tiempo y sobre todo, una conexión a internet algo decente, cosa que también escasea en múltiples sitios.

Como ya llevamos un mes de viaje, y nuestras peripecias por China requieren un tiempo de asimilación, empezaremos a contaros nuestro día a día en Vietnam hasta que tengamos el blog dominado y así poder ir explicando los pormenores de nuestros días en China, un país milenario pero anclado en su reciente pasado comunista y lleno de represión.

Así pues, ¡allá vamos! Os animamos a que dejéis vuestros comentarios, preguntas, sugerencias, ánimos y cuanto queráis.

¡Bienvenidos a nuestro blog!