29 de septiembre de 2012

Bahía de Halong, haciendo amigos

Una vez pasado el tifón y vueltas las aguas a la calma, nos quedaban unos días de relax hasta que nuestros amigos Laura, Sabina y Rubén llegaran a la isla de Cat Ba para zarpar al mar en un crucero de 3 días y 2 noches por la bahía de Halong. Durante ese par de días nos dedicamos a ir a la playa y a explorar la isla. El vehículo escogido fue una moto (scooter), nuestra para todo el día por 5 dólares. La primera vez que cogía una moto en mi vida – menos mal que no se nos ocurrió alquilarla en Hanoi…Y la experiencia fue increíble. Una isla entera para nosotros solitos y un día soleado para descubrirla. Arrozales, paisajes kársticos y una carretera sin apenas circulación nos hacía pensar que estábamos solos en el mundo, ¡qué gozada! Finalizado con un buen chapuzón antes de ir a comer y esperar la llegada de nuestros amigos, a los que nada más llegar les entregamos nuestra moto para que consumieran toda la gasolina, sin dejar una sola gota.





Al día siguiente empezaba nuestro particular periplo por Halong Bay. Antes de embarcar fuimos a aprovisionarnos bien, 5 garrafas de 5 litros y una caja de 24 latas de cerveza, pues los tours por la bahía nunca incluyen las bebidas. Imaginaros la cara que se le quedó a la tripulación del barco cuando nos vio aparecer con el cargamento, pero la pela es la pela. Y con nuestras sonrisas de oreja a oreja subimos al barquito con toda la ilusión del mundo.









Poco duró nuestra emoción. Justo lo que tardamos en entrar a nuestro camarote. Inmediatamente la sonrisa se borró de nuestras caras y dio paso a una mueca de horror y frustración al ver a una de nuestras adorables amiguitas de 6 patas. Allí estaba, tras la puerta, panza arriba, disfrutando de la morada invadida, y pidiendo a gritos ser pisoteada ¡Zas! Adiós adorable amiguita. A pesar de blindar la habitación intentando tapar todos los agujeros existentes a nuestro alcance, la plaga de pequeñas amiguitas era inevitable y poco podíamos hacer que intentar olvidar el asunto y disfrutar del viaje, y así hicimos, aunque con esfuerzo. Ya no fuimos capaces de dormir en el camarote ninguna de las 2 noches. La primera en cubierta, aunque sin cucarachas también la hubiéramos pasado arriba, ¡qué calor hacía en el barco! La segunda, hacinados en 2 “sofás”, pues hubo tormenta y no pudimos utilizar la cubierta. Al día siguiente no éramos capaces de poner la espalda recta.
A pesar de este contratiempo, el viaje por la bahía de Halong fue espectacular. El paraje es sensacional, indescriptible. Por todas partes sobresalen peñones kársticos coronados por pequeños y espesos bosques que sin querer te trasladan a un pequeño mundo perdido en donde en cualquier momento pueden aparecer seres extraños y en donde la sensación de soledad, tranquilidad y sosiego es absoluta, en definitiva, un lugar donde el tiempo se para. Por suerte, esta sensación se vio facilitada porque nuestro barquito navegó por zonas muy poco frecuentadas por las hordas de cruceros que invaden otras zonas de la bahía. Otros amigos que encontramos por el camino no tuvieron la misma suerte y zarparon desde la ciudad de Halong, siguiendo el mismo recorrido que otros centenares de barcos y perdiendo la esencia del viaje. Por fortuna, nosotros pudimos disfrutar la bahía con muy poca compañía, pudiendo disfrutar de un chapuzón en un mar solitario y sintiendo que ese pedacito de mundo solamente nos pertenecía a nosotros.
Y una vez acabado el crucero, tocaba poner tierra de por medio para intentar reclamar una compensación por las malas condiciones de mantenimiento que presentaba nuestro barco. Después de diversos correos electrónicos mostrando clara y fervientemente nuestro descontento, el dueño de la empresa (Ecofriendly tours) accedió a devolvernos el 40% del importe total a modo de compensación. Ciertamente, cuando le escribí el primer correo, no esperaba obtener ninguna respuesta positiva, sino tan solo usar mi derecho a la pataleta, pues bien es sabido que una vez has pagado, poco tienes que ganar cuando haces una reclamación. Pero en esta ocasión tuvimos mucha suerte, y que nos devolviera casi la mitad nos sorprendió mucho, mucho y mucho, pero nos vino de perlas para arreglar un poco el presupuesto del mes. Ya os imagináis como lo celebramos ¿eh?

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