Hoy ha
sido un día extraño, tenso. Hemos pasado la mañana de agencia en agencia
intentando conseguir un precio razonable para un tour en barco por la Bahía de
Halong por zonas alejadas de la masificación turística a la que se ve sujeta
este paraje natural, y más en temporada alta. El resultado ha sido abrumador.
Solamente hemos encontrado 2 compañías que ofrezcan algo diferente a todas las
demás, y algo consistente, con sus propios barcos, y las 2 muy interesantes. El
precio no es muy apto para gente como nosotros que viaja en plan mochilero y
con casi un año de viaje por delante, pero creemos que el lugar bien merece la
pena, por lo que hemos decidido contratar un tour privado junto con unos amigos
que nos vienen a visitar este fin de semana, en un barquito para nosotros cinco
solitos, gracias a las recomendaciones de Carmen, una amiga residente en Hanoi
con la que tuvimos oportunidad de compartir un rato muy agradable y a la que
estamos enormemente agradecidos por su compañía y sus consejos. Y de camino a la estación de autobuses de Luong Yen hemos aprovechado para visitar la Catedral de San José, lo que nos ha servido para escondernos un rato del sol ¡qué calor!
Después
de conseguir 2 billetes de autobús-barco-autobús desde Hanoi a la isla de Cat
Ba, caminando desde el casco antiguo soportando un calor extenuante, paramos un
ratito a tomarnos unas merecidas Bia Hoi (cervezas de barril al módico precio
de 5000 dong = 0,2 euros) antes de proseguir con nuestro paseo por la capital
vietnamita. Aquí llegó el primer desencuentro del día, pues en lugar de
cobrarnos 5000 dong, como a todo hijo de vecino (vietnamita), nos aplicaron la
“tasa turística” de 2000 dong + tapa de cacahuetes que no habíamos pedido
(afortunadamente, el total no llegaba a 1 euro).
Para
resarcirnos, compramos unas latas de atún, unos tomates y una botellita de
aceite de oliva (no pudimos resistirnos a la tentación, cara, pero asumible) y
¡qué rica ensalada que nos hemos comido! Después a internetear un rato para
atar el tema del crucero por Halong Bay y algún que otro asuntillo, y a
callejear en busca de unas Bia Hoi bien fresquitas.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgUv6KNWmvMVEA53ByWwwGVjo44POdVxSpuT5G4l4zuc1fS8XrptrUJyVAjrmE1U8HhzzQJpGhqaxkKmBny85HBgaYoscdiI-8TLdzdrAbNbJmb5zBUXsDFZAZhgezZZhbERIeqCcJFy_8/s800/P1030797.JPG)
Tras
volver al calor de las calles de Hanoi, nos hemos dirigido al cruce
entre P Ta Hien y P Luong Ngoc Quyen para disfrutar de nuestras Bia Hoi y una cena en plena calle
rodeados de lugareños, con el habitual movimiento frenético de motos por las
calles y con una rápida distribución de mesas del “local” previa al paso de un
camión de la policía, que amenizó nuestra cena. Acto seguido, nos zampamos un buen plato de arroz y unos spring roll que estaban cojonudos. Después de pagar vino el
segundo desencuentro del día, cuando la “regente” del restaurante nos persiguió
para decirnos que le habíamos pagado con un billete deteriorado y no nos
podíamos marchar sin cambiarle dicho billete. La cosa se puso bastante tensa
hasta el punto que la susodicha nos amenazó y agarró del brazo a Diana sin
dejarnos marchar, hasta que, manteniendo la calma, le dijimos que si tenía
algún problema no teníamos ningún inconveniente en que llamara a la policía (después del baile de mesas que habíamos presenciado cuando pasó la "pasma", sabíamos que no llamaría, claro). La
tiparraca intentó intimidarnos formando un corro de lugareños
a nuestro alrededor, pero lejos de amedrentarnos, seguimos en nuestras trece e
hicimos ademán de llamar a la policía, sin perder la calma, ante lo que nos
dejó proseguir tranquilamente nuestro camino después de soltarnos unos cuantos
improperios...¡vaya tela! Todo porque no le gustaba un billete…en fin, ¡que le
den! Para quitarnos el mal sabor de boca, fuimos a tomarnos unas Tiger beer de medio litro por 0,40 € que
nos sentaron de vicio, antes de volver al hotel, donde tuvimos el tercer
desencuentro del día. Y es que al
llegar tuvimos una cruenta pelea a vida o muerte con un inquilino que la pobre
Diana se encontró en la cortina del baño, y que respondía al nombre de cucaracha, y que tras una mirada de
varios segundos, varias sacudidas a la cortina del baño, 3 pisotones fallidos,
un corrimiento de muebles y un último pisotón mortal, terminó con la vida de
nuestro temible enemigo y consiguió que pudiéramos tener un sueño reparador con
nuestra mente puesta en Cat Ba y la Bahía de Halong.
0 comentarios:
Publicar un comentario