1 de abril de 2013

Circuito del Annapurna. Manang-Letdar


El día empezó con decepción, pues a Fran le desaparecieron 5000 rupias (50 euros) que había separado el día anterior para poder comprar un billete de avión de vuelta a Pokhara desde Jomson en caso de necesidad. Dio la casualidad que durante nuestro día de aclimatación nuestro “amigo” francés Nicolas pasó largos ratos a solas en la habitación que compartíamos los cuatro. Aunque no podíamos probar que fuera él quien cometiera el hurto, hablamos con él en el desayuno, le explicamos los hechos y le dijimos que a pesar de no poder demostrar su autoría, preferíamos continuar el resto del viaje sin él, puesto que no nos ofrecía confianza. Un sabor agrio para comenzar el día.

Dejamos pasar un rato para tratar de olvidar el lamentable incidente y atacar el desayuno para iniciar la jornada con otro ánimo. Así pues, empezamos a caminar algo más tarde de lo previsto para evitar malas compañías, en una jornada que nos iba a llevar a superar los 4000 metros de altitud. Poco a poco vamos ganando altura, a pesar de las ampollas, y abandonamos definitivamente la zona de coníferas para dar paso a un paisaje típicamente alpino, árido pero de increíble belleza. Al poco tiempo se nos aparece el monte Chulu, que tiene 3 picos, aunque en esta ocasión solamente nos deja ver el pico oeste (6419 m) y el pico central (6584 m). Descansamos un rato a sus pies y proseguimos el camino hacia Yak Kharka. Casi sin darnos cuenta alcanzamos los 4000 metros de altitud, dato corroborado por el GPS, y nos hacemos la pertinente fotografía para conmemorar la “hazaña”.

Sin más dilación llegamos a Yak Kharka (4050 m), donde paramos a tomar un té calentito y descansamos un rato antes de llegar a Letdar (4200 m), donde conseguimos una habitación de auténtico milagro en el último lodge del pueblo, pues los otros dos que hay estaban llenos. Nos damos una ducha a cazos encima de un barreño a la antigua usanza, bajo un sol radiante y nos comemos un delicioso Dal-bhat. Pasamos la tarde jugando a las cartas hasta que a las siete y media decidimos ir a dormir, que al día siguiente había que madrugar algo más de lo habitual para alcanzar el High Camp pronto y no quedarnos sin alojamiento.

Y antes de ir a la cama…¡sorpresa! Empieza a nevar. Aparece un poco de canguelo e incertidumbre. ¿Podríamos continuar el camino al día siguiente? Cruzando los dedos esperamos que la cosa no fuera a mayores y pudieramos llegar sin contratiempos a nuestro destino. Acurrucándonos los tres embutidos en nuestros sacos y con un ataque de risas inesperado conseguimos entrar en calor y conciliar el sueño ¡Namaste y hasta mañana!

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