Ya
quedaba poquito que rascar en Vietnam, salvo cruzar la frontera con Camboya en
barco a través del río Mekong. Y para deleite de mi buen amigo Ivan, visitando
una de sus muy ansiadas aldeas del Mekong.
Abandonamos
Ho Chi Minh City en autobús en dirección a Chau Doc, pueblo que sirve de base
para cruzar la frontera con Camboya por río. El pueblo no tiene ningún interés,
así que poca cosa podemos contar. Después de dar unas cuantas vueltas
conseguimos unos billetes de barco-autobús por 10 dólares + los 23 que nos
piden por el visado camboyano (los 20 del visado real, 1 para el oficial
vietnamita, 1 para el oficial camboyano y 1 de comisión). No hay que pagar más
de 20 dólares por el visado. En todas las agencias, hoteles, etc te engañan
cuando te dicen que el puesto está muy lejos y hay que ir en moto, ¡MENTIRA! El
barco te deja en una plataforma donde está la policía de aduanas. Desde allí
hay que ir caminando hasta el puesto fronterizo vietnamita, al que se llega en
10-15 minutos, en donde te ponen el sello de salida (te pedirán 1 dólar de
“tasa”, pero si le explicas con calma al oficial que sabes que no debes
pagarlo, te sellará el pasaporte sin problemas). Lo mismo pasa en el lado
camboyano, pero con calma y paciencia, pagas tus 20 dólares y esperas a que el
autobús que habías contratado te lleve hasta el siguiente puesto, en donde te
pondrán el sello de entrada a Camboya.
El
paseo en barco hasta la frontera con Camboya empezó con una visita a una aldea
del Mekong (para intentar vender telas y prendas de ropa) y una piscifactoría
flotante, una auténtica turistada que venía incluida en el precio y que te
tenías que tragar sí o sí. Tonterías a parte, el viaje en barca por el Mekong
fue espectacular y una manera original de cruzar la frontera. Nos hizo un
tiempo fantástico y pudimos disfrutar de un paisaje que hasta la fecha no
conocíamos, pues jamás había visto un río de semejante calibre.
Una vez
cruzada la frontera, nos quedaban 2-3 horas de viaje en una furgoneta hasta la
Phnom Penh, la capital de Camboya. Tuvimos la suerte de compartir el viaje con
2 tipos ingleses que habían estado anteriormente en Laos y que parecían muy buena
gente, lástima que hablaban terriblemente rápido y no les entendíamos casi
nada, acabamos con la cabeza como un bombo del esfuerzo. También tuvimos la
“grandísima suerte” de coincidir con un niñato de papá rumano que tenía más
tics que Quim Monzó, para el que cada momento de su vida era “amazing” y que
hablaba como si le estuvieran metiendo un palo en el culo cada vez que abría la
boca. ¡Qué tío más pesado! Lo mejor fue cuando nos preguntó con su estúpida
sonrisa sardónica si en España trabajábamos algo o nos pasábamos el día echando
la siesta. El inglés simpático se quedó flipando con el niñato de las narices,
pero imaginaros nuestra cara. ¿Acaso sabía tremendo payaso la idea que se tiene
en nuestro país de los rumanos? Aunque las ganas me corroían, mantuvimos la
compostura, fuimos elegantes y no le dijimos nada, no había que ponerse a su
altura. Eso sí, después de eso pasamos de su cara y esperamos a llegar a Phnom
Penh. Afortunadamente no tardamos mucho.
La
furgoneta nos dejó a tomar por culo, y al bajar de ella el resto de guiris huyó
en desbandada a negociar el precio del tuk-tuk en grupos de 4 y dejándonos en
la estacada a merced de los conductores, aunque nos defendimos bien y
conseguimos un buen precio, rebajando los 15 dólares iniciales a tan solo 3.
Nuevamente entrábamos en otro país en donde te va la vida en el regateo. ¡Así es Asia!
Qué pasa chicos?
ResponderEliminarQué tal os va por Nueva Zelanda??
Ganas de que empecéis a contarnos historias de ese maravilloso país...
Qué tal va la furgo??
Nosotros pronto cruzaremos a India tras mes y medio en Nepal!
Seguid disfrutando y contándonos!!
Un abrazo grande!!
Buenas,
EliminarPor Nueva Zelanda nos va genial una vez adaptados a los precios abusivos de este país y a buscar un lugar donde dormir gratis cada noche. Ya llevamos 2 semanas rulando con la furgo y aún no hemos pisado un camping. Esperamos seguir así, que nos ahorramos una pasta, y mientras la nevera siga funcionando....ya sabéis.
Pasadlo bien por la India y cuidadín con los camellos, no los cabreéis demasiado que tienen mala baba.
Os mandaremos fotos desde la Tierra Media. ¡Nos sentimos como Hobbits!
¡Un abrazo!